Trabajo Infantil en Uruguay: Evolución 2010-2024 y Comparativa con Chile 2023
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Introducción
El trabajo infantil sigue siendo un desafío importante en América Latina, aunque Uruguay ha logrado avances en su reducción en la última década y media. En esta entrada de blog analizamos la evolución del trabajo infantil en Uruguay entre 2010 y 2024, basándonos en los resultados de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2010 (ENTI 2010, Magnitud y características del trabajo infantil en Uruguay – Informe Nacional 2010) y la más reciente Encuesta Nacional sobre Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes 2024 (ENSANNA 2024) realizada por el INE uruguayo. Asimismo, comparamos la situación actual de Uruguay con la de Chile, utilizando datos de la Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes 2023 (EANNA 2023) del Ministerio de Desarrollo Social chileno.

El trabajo infantil abarca toda actividad económica realizada por menores por debajo de la edad mínima legal (15 años en Uruguay) o cualquier actividad (remunerada o no) que implique riesgos para la salud, la seguridad, la moralidad, o que por su duración pueda afectar su educación, incluso si el menor tiene entre 15 y 17 años. Esto incluye tareas dentro o fuera del hogar, tanto en el mercado laboral formal/informal como en la producción para autoconsumo o servicios domésticos cuando son excesivos o peligrosos.

A continuación, examinamos cómo ha cambiado la incidencia del trabajo infantil en Uruguay entre 2010 y 2024, destacando tendencias clave. Luego contrastamos los datos recientes de Uruguay con los de Chile (2023), analizando diferencias por edad, género, zona geográfica, tipo de actividad y condiciones laborales. Finalmente, se presentan recomendaciones de política pública, basadas en evidencia internacional, para profundizar la reducción del trabajo infantil en Uruguay.

Evolución del trabajo infantil en Uruguay (2010-2024)
Uruguay ha logrado reducir significativamente la tasa de trabajo infantil en el periodo 2010-2024. En 2010, el 13,4% de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años estaban en situación de trabajo infantil (incluyendo actividades económicas y no económicas, como ser trabajo doméstico). Esto equivalía en 2010 a unos 92.000 niños, niñas y adolescentes trabajando en actividades económicas y no económicas (en un universo de 685.000 personas de 5-17 años).

Para 2024, la nueva encuesta ENSANNA reveló que la incidencia de trabajo infantil se redujo a 6,8% de la población de 5 a 17 años, lo que representa unos 40.200 menores trabajando en Uruguay. Es decir, en términos proporcionales la tasa nacional bajó a la mitad de la cifra de 2010 (de 13,4% a 6,8%), y en números absolutos significa una reducción de más de 50 mil niños en trabajo infantil. Esta tendencia positiva sugiere mejoras socioeconómicas y políticas públicas efectivas en la protección de la infancia durante la última década y media.

¿Qué cambios caracterizan esta evolución? A continuación resumimos las tendencias clave entre 2010 y 2024 en Uruguay, ilustradas en la Tabla 1:
Descenso general de la tasa de trabajo infantil: del 13,4% en 2010 al 6,8% en 2024. La caída refleja avances en la erradicación del trabajo infantil, aunque aún 1 de cada 15 niños en 2024 se encuentra en esta situación.
Reducción absoluta del número de niños trabajadores: de 92 mil en 2010 a 40.200 en 2024. Este logro se atribuye a una combinación de creciente conciencia social, políticas de protección social (Uruguay fortaleció las transferencias condicionadas, la cobertura educativa, etc.) y una menor proporción de niños en la población total.
Persistencia del sesgo socio-económico. Los menores de los hogares más pobres siguen siendo tres veces más propensos a trabajar que los de los hogares de mayores ingreso. Según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2010, más de la mitad de los niños en trabajo infantil se encontraba en los dos primeros quintiles de ingreso. A nivel nacional, la distribución mostraba que el 26,2% pertenecía al quintil I (los más pobres), el 25,1% al quintil II, el 21,9% al quintil III, el 17,2% al quintil IV y apenas el 9,6% al quintil V (los más ricos). Lo que confirma que en 2010 el trabajo infantil estaba fuertemente asociado a la pobreza. De acuerdo con la ENSANNA 2024, esta asociación se mantiene, ya que la tasa de trabajo infantil en el primer quintil de ingreso es de 10,5%, mientras que en el quinto quintil apenas llega a 3,4%. Es decir, aunque la incidencia general descendió al 6,8% (unos 40.200 niños), los menores de los hogares más pobres siguen siendo tres veces más propensos a trabajar que los de los hogares de mayores ingresos. En comparación entre 2010 y 2024, se observa una persistencia del sesgo socioeconómico, dado que en ambos años el trabajo infantil afecta desproporcionadamente a los hogares más pobres; una reducción general, ya que la incidencia total bajó de 13,4% en 2010 a 6,8% en 2024; y una brecha relativa estable, puesto que aunque las cifras absolutas descendieron, la probabilidad relativa de que un niño del quintil I trabaje sigue siendo tres veces mayor que la de un niño del quintil V.
Brecha urbano-rural, urbano-interior: En 2010, la prevalencia era mucho mayor en áreas rurales (21,1% de los niños rurales realizaban actividades económicas) que en las urbanas (10,9%). Para 2024, aunque la encuesta reporta la cifra combinada del interior, se mantiene una mayor incidencia fuera de la capital: 7,7% en el interior del país vs 5,2% en Montevideo. Esto indica que el trabajo infantil sigue concentrándose en contextos rurales o del interior, vinculados a actividades agropecuarias y entornos con menor control.
Cambios en la distribución por género en el trabajo remunerado: En 2010, los varones participaban más que las mujeres en actividades económicas (15,2% de los niños varones vs 7,7% de niñas realizaban trabajo remunerado). Para 2024, las cifras totales por sexo se igualaron en torno al 5% (5,5% varones, 4,9% mujeres).
Aumento de la participación con la edad: Para 2024, el 2% de los niños de 5 a 8 años trabajan, pero la cifra salta a 7,6% entre 9 y 14 años, y alcanza 10,6% en adolescentes de 15 a 17 años. Cabe señalar que muchos adolescentes de 15-17 pueden estar trabajando con permiso o en condiciones permitidas; sin embargo, la encuesta los contabiliza como “trabajo infantil” si la actividad es peligrosa o excede lo autorizado (como ocurre con frecuencia en la práctica).

Tabla 1. Evolución del trabajo infantil en Uruguay (2010 vs 2024) (ver al pie)

En síntesis, Uruguay logró reducir sustancialmente el trabajo infantil (reducción del 50%) en los últimos 14 años, aunque persisten focos importantes: el interior, los hogares de menores ingresos, y ciertas formas de trabajo “invisibles” como el trabajo doméstico intensivo que afecta especialmente a las niñas. La mejora es notoria, pero unas 40 mil niñas, niños y adolescentes uruguayos aún trabajan en 2024.

Comparación entre Uruguay (2024) y Chile (2023)
La realidad del trabajo infantil en Uruguay, si bien preocupante, se encuentra en mejor situación relativa que la de Chile según las encuestas más recientes de cada país. Los resultados muestran que Chile presenta una incidencia de trabajo infantil significativamente mayor que Uruguay, incluso después de haber adoptado definiciones similares. En Uruguay, la ENSANNA 2024 muestra que el 6,8% de los niños de 5 a 17 años (unos 40.200) trabajan, mientras que en Chile, según la EANNA 2023, la cifra asciende al 15,5% (aprox. 508.000). Es decir, el problema afecta a más del doble de niños en Chile que en Uruguay.

En cuanto a la edad, en Uruguay el trabajo infantil crece con los años: 2,0% entre 5–8, 7,6% en 9–14 y 10,6% en 15–17. En Chile la mayor incidencia está en 9–14 años (20,1%), seguida de 15–17 (14,3%) y 5–8 (9,2%). Uruguay concentra el problema en adolescentes, mientras que en Chile preocupa especialmente la infancia media. En resumen, Uruguay exhibe una situación etaria más controlada, con la infancia temprana prácticamente libre de trabajo infantil y la problemática focalizada en adolescentes (muchos de ellos en condiciones reguladas o en etapa de transición escuela-trabajo). Chile, por el contrario, enfrenta un desafío serio en las edades 9-14, lo cual implica riesgos de deserción escolar temprana y prolongación del ciclo de pobreza en esas cohortes si no se interviene.

En la dimensión de género, ambos países presentan tasas similares entre niños y niñas, pero con diferencias en el tipo de tareas. En Uruguay los varones se concentran en trabajos económicos remunerados (5,5% vs. 4,9% mujeres), mientras las niñas destacan en tareas domésticas peligrosas (2,8% vs. 1,1% varones). En Chile ocurre algo similar: más varones en actividades económicas (6,6% vs. 4,2% de niñas) y más niñas en labores domésticas y de cuidados excesivos (12,3% vs. 10,1%).

Por tipo de actividad, en Uruguay predomina el trabajo económico (4,9%), mientras que el trabajo doméstico (no económico) es menor (1,9%). En Chile la situación es inversa: solo 5,4% en trabajo económico y un elevado 11,2% en trabajo doméstico peligroso, que representa casi dos tercios del total.

Tabla 2. (ver al pie)


Recomendaciones de política pública para Uruguay
A la luz de estos hallazgos comparativos y apoyándonos en la evidencia internacional, se mencionan las siguientes recomendaciones de política pública para que Uruguay continúe avanzando hacia la erradicación definitiva del trabajo infantil:
Fortalecer la reducción de la pobreza: Profundizar las políticas de apoyo a hogares vulnerables. La pobreza sigue siendo la causa de fondo más determinante del trabajo infantil. Uruguay debería asegurar que los programas de transferencias (Asignaciones Familiares, Tarjeta Social, etc.) lleguen efectivamente a las familias en riesgo de enviar a sus niños a trabajar, y considerar su ampliación o articulación con condicionantes educativos más allá de la escuela primaria (por ejemplo, incentivos para que los adolescentes continúen en secundaria en vez de entrar al mercado laboral). Reducir la pobreza es prioritario para eliminar los últimos bastiones de trabajo infantil.
Garantizar acceso universal a educación de calidad, adaptada y atractiva: Aunque Uruguay tiene casi universalizada la educación primaria, es crucial mejorar la retención en educación media y la calidad educativa, especialmente en contextos rurales y periurbanos. Estrategias como la expansión de escuelas de tiempo completo o de jornada extendida en zonas de alta incidencia de trabajo infantil pueden ser efectivas, ya que mantienen a los niños en un entorno protegido y reducen el tiempo o la necesidad de trabajar. Programas de educación flexible y segundas oportunidades para adolescentes que trabajan (por ejemplo, horarios nocturnos adaptados, tutorías) pueden ayudar a reincorporarlos..
Promover empleos decentes para los adultos y apoyo a las familias: Muchas veces, los niños trabajan porque los ingresos familiares son insuficientes o los padres enfrentan desempleo/empleos precarios. Es fundamental que se continúe impulsando la creación de empleos formales y bien remunerados para adultos, el desarrollo productivo en el interior del país y políticas de salario mínimo/vivienda digna. Cuando los padres tienen un ingreso adecuado, es menos probable que sus hijos deban trabajar. Complementariamente, robustecer servicios de cuidado infantil (guarderías, centros CAIF en Uruguay) permite que los adultos trabajen sabiendo que sus hijos pequeños están cuidados, y evita cargar esa responsabilidad en hijos mayores (generalmente hijas adolescentes).
Reforzar la fiscalización laboral e institucionalidad de protección: Uruguay cuenta con un marco legal adecuado (prohibición de trabajo a <15, regulación estricta de 15-17), pero se requiere vigilancia activa para cumplirlo. Aumentar el control en trabajo infantil para las zonas y sectores críticos ayudaría a detectar y sancionar violaciones. Asimismo, es importante fortalecer el Comité Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CETI) y la coordinación interinstitucional (MTSS, INAU, ANEP, MIDES) para responder rápidamente cuando se identifica un niño trabajando, asegurando su protección y seguimiento (inserción escolar, apoyo a la familia, etc.).
Atención focalizada a las peores formas de trabajo infantil: Aunque el enfoque general es eliminar todas las formas, se debe poner especial énfasis en identificar y eliminar las peores formas: explotación sexual comercial, trata de niños, trabajo forzoso, etc. Uruguay, por sus características, no presenta estas formas a gran escala, pero deben mantenerse sistemas de alerta. Por ejemplo, vigilar que ningún adolescente trabaje en actividades peligrosas no autorizadas (construcción, manipulación de agroquímicos, etc.), erradicar totalmente la mendicidad infantil y estar atentos a posibles casos de explotación en sectores urbanos (tráfico de drogas utilizando menores, etc.). La coordinación con organismos internacionales (OIT, UNICEF) y la adhesión a iniciativas regionales como la Iniciativa Regional América Latina y Caribe Libre de Trabajo Infantil proporcionan herramientas y buenas prácticas para abordar estos focos.
En conclusión, Uruguay ha avanzado mucho pero enfrenta el desafío de llegar a los núcleos duros restantes de trabajo infantil: los dispersos, menos visibles y muchas veces normalizados. Las recomendaciones anteriores, en línea con las estrategias globales de erradicación del trabajo infantil, apuntan a romper la trampa de la pobreza que empuja a los niños a trabajar, garantizar que ningún niño quede atrás en el sistema educativo, y construir una cultura donde la única “labor” de la niñez sea aprender y desarrollarse plenamente. Solo con un compromiso sostenido y multisectorial —gobierno, comunidad, empresas, familias— se podrá lograr que en un futuro cercano Uruguay alcance el objetivo de cero trabajo infantil.

Tabla 1. Evolución del trabajo infantil en Uruguay (2010 vs 2024)

Indicador (5 a 17 años)Uruguay 2010Uruguay 2024
Tasa de trabajo infantil13,4%6,8%
Niños/niñas en trabajo infantil92.00040.200
Distribución por sexo (actividad económica)Varones trabajan más (15% vs 7,7%)Cifras similares (5,5% vs 4,9%)

Tabla 2. 

Indicador (5 a 17 años)Uruguay 2024Chile 2023
Tasa general6,8%15,5%
5-8 años2,0%9,2%
9-14 años7,6%20,1%
15-17 años10,6%14,3%
Económico4,9%5,4%
Doméstico peligroso (ch)/no económica (uy)1,9%11,2%

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